COMIENCE BIEN



Se dice que un comienzo interesante es algo que arrebata la atención inmediatamente. Recordemos como dijo Pascal "prever es prevalecer" y debemos prever no solo el comienzo sino el final de nuestra exposición.

La mejor regla de oro para empezar bien un discurso es ser lo más breve posible, caso contrario, nuestro auditorio se preguntará mentalmente si es que vamos a decir algo.

A veces una muy buena idea no logra impactar precisamente porque se acompañó en un principio por una verborrea que cansó al auditorio.

Algunos oradores creen que la mejor forma de iniciar un discurso es narrando un cuento humorístico pero cuidado con esto pues podría provocar más bien la burla y conmiseración si no somos buenos en estos menesteres. Un buen chiste contado con gracia para ejemplificar algún punto es como un confite que adorna un pastel, la crema que le da color pero no el pastel mismo.

Otro error que debemos evitar es comenzar con una disculpa como "yo no soy orador", "no estoy preparado para hablar" cualquiera del auditorio podría pensar "y entonces para qué continuar".

El auditorio está ahí para aprender y pasar un rato agradable y no para escuchar nuestras excusas.

Respetemos la curiosidad del auditorio con la primera frase y habremos conquistado el interés de su atención.

Podemos también generar curiosidad con una pregunta interesante,una frase, anécdota u otra exposición que aunque no esté relacionada con el tema pueda provocar el interés. Una buena forma de acompañar estas expresiones y hacerlas más atractivas es mostrar algún objeto ya que es una excelente forma de atraer la atención.

Las palabras de un hombre famoso siempre atraen la atención por lo que también esta es una buena opción para iniciar un discurso.

Para comenzar bien, debemos también conocer al auditorio y determinar cuales son sus intereses lo cual nos permitirá orientar más acertadamente nuestra frase inicial.
Cuidemos eso si de que esta frase se escuche natural y no estudiada, imaginemos que estamos relatando algo a un amigo.


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UTILICE EL LENGUAJE CORPORAL



Para transmitir nuestras ideas, no solamente utilizamos la voz sino también nuestro cuerpo mediante gestos que a veces son más elocuentes y convincentes que nuestras palabras. Henri Bergson expresa muy bien el papel importante que juega el gesto. "En todo orador el gesto rivaliza con la palabra. De la palabra el gesto corre detrás del pensamiento y procura, él también servir de intérprete".

Si permanecemos inmóviles o presentamos un rostro impenetrable estaremos inevitablemente provocando la monotonía o generando duda en cuanto a si somos orgullosos o estamos distantes del público.

El auditorio aprecia el significado de la expresión corporal del orador, estará pendiente de aspectos como desplazamiento, gestos de la cabeza, los brazos, hombros y manos, contracciones de hombros o los movimientos expresivos de las manos.

Recordemos que a un orador se le ve antes de que se le escuche por lo que esta primera impresión visual causará una reacción estimativa de la sinceridad, cordialidad y energía de las palabras que le dirigen.

A continuación algunos consejos para hacer un adecuado uso de la expresión corporal.
Háblele a todo el auditorio, no solamente a una persona. Infórmese primero de quién es su auditorio y si es posible averigue cuales son sus preocupaciones, inquietudes y tendencias en relación con el tema que se va a exponer.


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PRACTIQUE



Ciertamente la naturalidad debe prevalecer en cualquier presentación oral, no obstante, debemos elaborar previamente un esquema para presentar nuestras ideas en forma clara y concisa. Este esquema debe practicarse a efecto de que nos familiaricemos con lo que se expondrá luego. Nuestra presentación debe comunicarse oralmente, no leerse como un informe.

Practicar nuestro discurso nos ayudará a no divagar sino a transmitir una idea exacta de lo que se va a decir.

Ordene sus ideas según le parezca más lógico y satisfactorio, esto le permitirá aclarar y ordenar sus pensamientos, practique este orden varias veces y verá cuán fácil le resultará exponer sus ideas.

Practicar también nos ayuda a desarrollar la confianza en nosotros mismos cuando hablamos en público. Verá que la intensa excitación nerviosa que muchos desarrollan cuando hablan en público, desaparece si se ha adquirido dominio del sistema nervioso y serenidad mediante la práctica. Muchas veces ocurre que un orador trata de decir algo pero de esto no pasa, su intención es transmitir ideas pero los nervios parecen paralizar su actuación.


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EXPONGA LAS PREGUNTAS SUAVEMENTE


Uno de los temores más grandes es no tener la respuesta a una pregunta o tener la mente en blanco aún cuando se conozca la respuesta.
Aquí están algunas formas simples de enfrentar esta situación: No se salga por la tangente:

Regrese a la sesión pregunta-respuesta. Si no sabe la respuesta, sea honesto. Escuche la pregunta:

No trate de pensar en una respuesta hasta que escuche y entienda la pregunta completa. Tómese su tiempo para responder.

Haga cortas las respuestas:

Nunca demore segundos para contestar una pregunta. Organice su respuesta:
Conteste las preguntas inmediatamente si puede. Si necesita unos segundos para organizar su respuesta, use frases como las siguientes: "Esa es una buena pregunta&" o "Lo que usted pregunta es&"

Admita que usted no sabe: Un simple "le buscaré la respuesta y se la daré" ganará credibilidad y empatía.

Mantenga control con el contacto visual:

Cuando alguien finaliza de hacer una pregunta, corte el contacto visual y reestablézcalo con otros miembros de la audiencia, cuando ha terminado de responder, no mire nuevamente al que pregunta. Las preguntas y respuestas no deben conducir a un diálogo entre dos personas.

Esto puede causar que el respeto de la audiencia pierda interés. También, use el contacto visual para fomentar en la gente las preguntas "amistosas" y evite el contacto visual con aquellos que hacen preguntas que usted prefiere no responder.


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10 consejos para hablar en público con éxito



Hablar en público impone mucho y, según se dice, llega a causar casi tanto temor como ir al dentista.

Puede ser invitado a hablar en un congreso internacional, una presentación de un proyecto en su empresa o ante unos clientes. Puede ser una oportunidad para hacer un nuevo negocio o ganar reconocimiento dentro de la compañía o del sector, pero esto será así si en esta intervención se tiene éxito.

Como oyente, se agradecen las presentaciones que resultan entretenidas y que además iluminan sobre el tema del que traten. La clave para llegar a ser un ponente eficaz no es otra que la práctica. No obstante, hay una serie de principios que siempre viene bien conocerlos.


1. Conocer a la audiencia
Antes de preparar su presentación, determine qué intereses tiene su auditorio y haga su ponencia a la medida de estas necesidades. Algunas de las cuestiones que se debe plantear son: ¿qué saben ellos del tema que va a abordar? ¿Qué saben de usted, de su posición y cuuriculo y de por qué habla sobre ese tema? ¿Cuáles son sus expectativas y cómo puede superarlas y sorprenderlos?

Si usted improvisa, corre el riesgo de decepcionar, e incluso ofender, a la audiencia y dejar en evidencia a su empresa, a su anfitrión y, por supuesto, a usted mismo.

2. La regla de tres
Piense que tiene sólo tres minutos para explicar la esencia de su intervención. Para ello, plantéese estas tres preguntas:
-¿cuál es el principal argumento?
-¿qué evidencia presenta? y
-¿qué actuación se debe emprender?

3. Prepare el escenario
Incluso si hay otros responsables del equipo técnico, como el sonido o las luces, siempre debe revisarlos personalmente y además es bueno analizar los distintos ángulos de visión que hay desde la sala. Asegúrese de que cuenta con suficiente espacio para desarrollar su exposición con los apoyos que sean necesarios. Estar vacilante con ellos frente al auditorio socava su credibilidad y, además, le pondrá nervioso.

4. Calme sus nervios
Un poco de nerviosismo es natural y la mejor manera de superarlos es haber hecho un buen trabajo y sentirse seguro de ello.

5. Sepa exactamente cómo quiere comenzar
Su audiencia comenzará a juzgarle y evaluarle en los primeros segundos de su aparición. Empezar de forma convincente –con una historia interesante o una estadística sorprendente- captará la atención de su audiencia. El humor es muy efectivo, pero sólo si se trata con habilidad y medida. Si usted nunca lo ha hecho antes, la presentación no es el mejor lugar para empezar a practicarlo.

6. Cuide su apariencia
Vista de forma adecuada para la audiencia ante la que va a hablar y, sobre todo, que su indumentaria sea confortable y que le haga sentirse bien.

7. Salude y haga colegas
Aproveche las oportunidades que le surjan para charlar con alguno de los asistentes o de los otros ponentes antes de iniciar su presentación.

8. Hable con entusiasmo
Ponga una buena cantidad de energía física en su intervención. Usted es el centro de atención y debe usar las inflexiones de voz para potenciar las ideas que está presentando. Hable lo bastante alto para que le oigan los que se encuentran al fondo de la sala. Resultar inaudible es el mayor pecado en una conferencia, ya que no hay nada más irritante que tener que estar haciendo esfuerzos para oír al conferenciante.

9. Module bien las palabras
Si no vocaliza bien, intente hablar despacio y haga pausas (existen manuales que ayudan a practicar y mejorar la vocalización). Tenga en cuenta que una voz fuerte y bien modulada es una de las herramientas más útiles para el éxito en cualquier presentación.

10. Lo más importante: diga lo que verdaderamente cree
Su presentación transmite de usted tanto como sus teorías e ideas, sus propuestas o trabajos. En última instancia, se está vendiendo usted mismo. Por tanto, sea cual es y compártalo con la audiencia. Le estarán agradecidos por ello.